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sus poderosos cómplices a la cat�strofe? Mejor ser� que todos
mantengamos la compostura y un discreto silencio sobre este
asunto. Estimo que a usted le conviene tomarse una larga va-
cación. Una vacación perpetua, le recomendar�a yo. Segura-
mente Acapulco es m�s apetecible que Almoloya. A sus compa-
�eros de travesura no les diremos nada, ni usted ni yo. Vamos
dej�ndolos en paz, �no le parece? Lo que yo har� es promover
leyes de vigilancia sobre las operaciones de compa��as p�blicas
y privadas a fin de eliminar el fraude y la información privile-
giada, asegurar el acceso a la contabilidad de las empresas y
castigar severamente a los PDGs (perdone mi formación fran-
cesa: Pr�sidents Directeurs G�n�raux) que vendan acciones en
alza semanas antes de que caigan en picada, a sabiendas de
que quienes se aprovecharon de valores inflados se escabulle-
ron a tiempo, como los lamentados Bushito y Cheney, y aban-
donaron a su suerte a los peque�os inversionistas, como esa
se�ora do�a Pen�lope Casas que trabajaba en su oficina, �se
acuerda? Para muestra basta un botón...
Me propongo establecer una presunción de culpa jure et de
jure para los piratas corporativos, que a ellos les tocar� des-
mentir ante los tribunales. Le repito: voy a proteger al peque�o
accionista defraudado porque careció de la información confi-
dencial de los jefes de empresa y sus contadores. Pero voy a
mirar hacia el futuro, no hacia el pasado. El castigo del pasado
sólo demuestra incapacidad para administrar el presente o pro-
yectar el futuro. No caer� en ese error. Pero su expediente si-
gue vivo, De la Canal, como crimen que puede ser indispensa-
ble sacar a luz, no para condenar el pasado, sino para apunta-
lar el futuro.
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CARLOS FUENTES La silla del �guila
A partir de estos principios, queda advertido de que no ini-
ciar� acción alguna contra usted ni contra sus co conspiradores
en el fraude. En cambio, si usted mueve las aguas para salvar,
imprudentemente, su propio pellejo o para hundirse acompa-
�ado de sus cómplices o para tener la satisfacción masoquista
de suicidarse con tal de que se mueran otros, en ese caso, se-
�or De la Canal, todo el peso de la ley caer� sobre su desguar-
necida cabeza.
Consid�rese pues, de aqu� en adelante, bajo la espada de
Damocles.
Quedo de usted atento y seguro servidor.
Nicol�s Valdivia
Subsecretario de Gobernación
Encargado del Despacho
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T�cito de la Canal a Andino Almaz�n
Se�or secretario y fino amigo, acudo a usted desde la sima
del precipicio al que me han arrojado mis enemigos pol�ticos.
As� es. Unos ganan y otros pierden. Pero la pol�tica da muchas
vueltas. Quiz� mi desgracia actual y el bajo perfil que debo
mantener sean la mejor m�scara para volver a actuar sorpresi-
vamente.
Dicen que todo se vale en la guerra y en el amor. Valdr�a
a�adir "y en la pol�tica y en los negocios". S� que el se�or se-
cretario de Gobernación y antiguo subordinado m�o le ha hecho
llegar documentos que me comprometen en el caso MEXEN. �l
mismo me ha dicho que no me perseguir� porque arrastrar�a
conmigo a demasiados poderes de hecho. Alegu� que no hice
sino seguir instrucciones del Presidente en turno, don C�sar
León. Nicol�s Valdivia me miró fr�amente.
 El Presidente es intocable. El secretario no.
 Los principios son buenos criados de amos perversos.
 As� es, licenciado De la Canal. Usted ya no se preocupe de
nada. De ahora en adelante, usted tendr� manos puras. Porque
ya no tendr� manos...
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CARLOS FUENTES La silla del �guila
No me rindo, se�or secretario Almaz�n. Ni manco me rindo
porque me quedan pies para patalear.
He acudido a los poderes dichos por Valdivia para recordar-
les que nuestra suerte est� casada. Que yo sólo rubriqu� los
papeles por orden del se�or Presidente C�sar León.
Se han re�do de m�. Le transcribo literalmente mi conversa-
ción con el banquero que mayor intervención tuvo en el manejo
del complejo empresarial de MEXEN:
 Vengo a tratarle asunto de MEXEN  le dije.
 No s� de qu� me habla.
 De las acciones de MEXEN.
 De eso usted no sabe nada, �verdad?
 �Perdón?  admito que me asombr� pero cre� entender su
juego y respond� . No. Por eso estoy aqu� y se lo pregunto. Pa-
ra enterarme.
 Siga sin saber nada. Le conviene m�s.
 �Por qu�?  insist�.
 Porque es asunto secreto  cedió por un instante, como el
pescador que pasea una lombriz frente al pez, y concluyó : Y
m�s vale dejarlo as�.
 �Secreto?  me permit� el asombro �Secreto para m�, que
lo hice posible con mi firma?
 Usted sólo fue un instrumento  me contestó disimulando
apenas su desprecio.
 �Para qu�?
 Para que el asunto fuese secreto.
Me miró traspas�ndome como a la ventana.
 No pierda su eficiencia, se�or De la Canal...
 Pero yo...
 Gracias. Buenas tardes.
No me he dado por vencido, se�or Almaz�n. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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