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grillos de hierro y dice: me hallo encadenado aqu, en este "ritmo"; o en Jerjes, del
cual dice Esquilo que ha encadenado el flujo del Helesponto y ha "dado otra forma
(ritmo) al curso del agua", es decir, lo ha transformado en un puente y lo ha sujetado
con firmes ataduras.139 Ritmo es aqu lo que impone firmeza y lmites al movimiento
y al flujo. Y esto es nicamente lo que significa para Arquloco. Tambin Demócrito
habla del ritmo del tomo en el antiguo y autntico sentido y entiende por ello no su
movimiento, sino, como ya Aristóteles certeramente lo interpretó, su "esquema".140 Y
as entendieron tambin los intrpretes antiguos las palabras de Esquilo.
Evidentemente, cuando los griegos hablan del ritmo de un edificio o de una estatua
no se trata de una transposición metafórica del lenguaje musical. Y la intuición
originaria que se halla en el fondo del descubrimiento griego del ritmo, en la danza y
en la msica, no se refiere a su fluencia, sino, por el contrario, a sus pausas y a la
constante limitación del movimiento.
Vemos en Arquloco la maravilla de una nueva educación personal, (128) fundada
en el conocimiento reflexivo de una forma natural y ltima, fundamental e idntica,
de la vida humana. Se revela una autosujeción consciente a los propios lmites, libre
de la autoridad de la pura tradición. El pensamiento humano se hace dueo de s
mismo, y as como aspira a someter a leyes universalmente vlidas la vida entera de
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28 Para mayor simplicidad he traducido la forma jónica r(usmo/j de Arquloco (frag. 67 a,
7), por nuestro "ritmo" que es la forma latinizada.
138
29 HERDOTO, I, 207 (cf. I, 5).
139
30 ESQUILO, Prom., 241 w)|d' e)rru/qmismai, Pers., po/ron meterru\qmize.
140
31 ARISTTELES, Metaf., A 4, 985 b 16.
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la polis, penetra ms all de estos lmites en la esfera de la interioridad humana y
somete tambin a lmites el caos de las pasiones. En los siglos siguientes la escena de
esta lucha es la poesa, pues la filosofa no participa en ella hasta ms tarde y en
segunda lnea. El magisterio espiritual de Arquloco nos permite percibir claramente
el camino de la poesa a partir de Homero. La poesa de la nueva poca nace de la
necesidad que siente el individuo libre de separar progresivamente lo humano del
contenido mtico de la epopeya, en la cual, hasta entonces, se haba expresado.
Cuando el poeta "se hace propios", en el verdadero sentido de la palabra, las ideas y
los problemas de la epopeya, stos adquieren independencia en nuevas formas
poticas, tales como la elega y el yambo, y se transforma en la vida personal.
De la poesa jónica del siglo y medio posterior a Arquloco. se conserva lo
suficiente para ver que sigue el mismo camino, aun cuando ninguna adquiere la
importancia espiritual de su gran iniciador. Los poetas posteriores se hallan sobre
todo influidos por la forma reflexiva del yambo y de la elega de Arquloco. Los
yambos que se conservan en Semónides de Amorgos son de carcter didctico. El
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primero muestra claramente la intención inmediata educadora del gnero: "Hijo
mo. Zeus tiene en sus manos el fin de todas las cosas y las dispone como quiere. El
hombre no tiene conocimiento alguno de ellas. Criaturas de un da, vivimos como los
animales en el prado, ignorantes de la manera que usar la divinidad para conducir
cada cosa a su fin. Vivimos todos de la esperanza y de la ilusión, pero sus designios
nos son inaccesibles. La vejez, la enfermedad, la muerte en el campo de batalla o
sobre las olas del mar, alcanzan a los hombres antes de que hayan logrado su fin.
Otros acaban sus vidas mediante el suicidio." Como Hesodo. se lamenta el poeta de
que ningn infortunio perdona al hombre.142 Innumerables espritus malignos, dolores
y penas sin cuento lo cercan. "Si quisierais orme, no amaramos nuestras propias
desventuras esto tambin recuerda a Hesodo143 ni nos atormentaramos
buscando dolores fatales."
La parte final de este poema se ha perdido. Pero en una elega que trata casi el
mismo tema que este yambo, se pone en claro la advertencia que diriga Semónides a
los hombres.144 ''La base de su (129) ciega persecución del infortunio se halla en la
esperanza sin freno en una vida sin fin." "El hombre de Quo ha dicho la cosa ms
bella: la generación de los hombres es como la de las hojas. Sin embargo, acogen esta
advertencia con los odos, pero no la aceptan en su corazón. Todos conservan las
esperanzas que brotan en el corazón de los jóvenes. En tanto dura la flor de los aos
tienen los mortales el corazón ligero y trazan mil planes irrealizables. Nadie piensa en
la vejez ni en la muerte. Y en tanto tienen salud no cuidan de la enfermedad.
Insensatos los que as piensan y no saben que para los mortales sólo dura breve
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32 SEMNIDES, frag. 1.
142
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