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aquel Lugar Oscuro y Secreto. As� lanzó sus p�jaros y sus �ngeles y sus serpientes, alzó
sus muros de fuego contra m�. Murió, y todo aquello la protegió en su casi muerte...,
contra todo, incluso contra aquellos que podr�an ayudarla. Mi llegada a la monta�a lo
hab�a activado todo. El hecho de que consiguiera cruzar las defensas hab�a hecho que
fuera llamada de vuelta a la vida.
�Vete! o� decir a la m�quina a trav�s de su �ngel proyectado, porque Henry
acababa de entrar en la cueva.
�Dios m�o! le o� exclamar . �Qu� es eso?
�Llama a Doc! orden� . �Aprisa! Te lo explicar� m�s tarde. �Es un asunto de vida
o muerte! Regresa hasta donde tu comunicador funcione y dile que se trata de la plaga de
Dawson..., �un maldito bicho local! �Aprisa!
Ahora mismo dijo, y se marchó.
�Hay un doctor? preguntó ella.
S�. A sólo unas dos horas de distancia. No te preocupes... Sigo sin ver cómo alguien
pudo traerte hasta aqu� arriba a la cima de esta monta�a, y mucho menos todas esas
m�quinas.
�Estamos en la gran monta�a..., la de los sesenta y cuatro mil metros?
S�.
�Cómo subisteis vosotros? preguntó.
La escalamos.
�Escalasteis realmente Purgatorio? �Por el exterior?
�Purgatorio? �As� es como la llam�is? S�, la escalamos as�.
Pens�bamos que no pod�a hacerse.
�De qu� otro modo se puede llegar a su cumbre?
Est� hueca dijo . Hay enormes cuevas y un gran n�mero de pasadizos. Es f�cil
ascender volando por el interior con un aparato a chorro presurizado. De hecho, nosotros
nos divert�amos haci�ndolo. Dos dólares y medio por persona. Hora y media para subir y
otra hora y media para bajar. Un dólar por alquilar un traje presurizado y dar un paseo de
una hora por la cima. Era una forma divertida de pasar la tarde. Una hermosa vista...
Jadeó profundamente . No me siento demasiado bien dijo . �Tienes un poco de agua?
S� dije, y le di toda la que ten�a.
Mientras beb�a, rec� para que Doc tuviera el suero necesario o de otro modo pudiera
devolverla al hielo y al sue�o hasta que pudiera obtenerlo. Rec� para que se apresurara,
porque dos horas parec�an mucho tiempo cuando se med�an contra su sed y la rojez de
su piel.
Me est� volviendo la fiebre dijo . H�blame, Whitey, por favor... Cu�ntame cosas.
Qu�date conmigo hasta que llegue. No quiero que mi mente vuelva a pensar en lo que ha
ocurrido...
�De qu� quieres que te hable, Linda?
H�blame de por qu� lo hiciste. Cu�ntame cómo se siente uno escalando una
monta�a como �sta. �Por qu�?
Ech� mi mente hacia atr�s, hacia todo lo que hab�a ocurrido.
Hay implicada una cierta locura dije , una cierta envidia hacia las grandes y
poderosas fuerzas naturales que poseen algunos hombres. Cada monta�a es una deidad,
�sabes? Cada una es una potencia inmortal. Si haces sacrificios en sus laderas, una
monta�a puede concederte una cierta gracia, y durante un tiempo compartir�s su poder.
Quiz� sea por eso por lo que me llaman...
Apoyó su mano en la m�a. Dese� poder transmitirle a trav�s de ella cualquier poder que
pudiera haber en m� durante tanto tiempo como fuera posible.
Recuerdo la primera vez que vi Purgatorio, Linda le dije . La mir� y me sent�
mareado. �Adónde conduc�a...?
(Estrellas.
Oh, d�jalo correr.
Esta vez es la �ltima.
Por favor.)
�A las estrellas?
ESTE MOMENTO DE LA TORMENTA
All� en la Tierra, mi viejo profesor de filosof�a posiblemente porque hab�a
traspapelado las notas de su clase entró en el aula un d�a y escrutó a sus diecis�is
v�ctimas por espacio de medio minuto. Satisfecho de que se hab�a establecido un tono lo
suficientemente profundo, preguntó:
�Qu� es un hombre?
Sab�a exactamente lo que estaba haciendo. Ten�a una hora y media que matar, y once
de los diecis�is eran chicas del programa de coeducación (nueve de ellas en artes
liberales y las otra dos en busca de una especialización).
Una de las otras dos, que estaba en el programa de premedicina, proporcionó una
clasificación estrictamente biológica.
El profesor (McNitt se llamaba, acabo de recordarlo) asintió y luego preguntó:
�Eso es todo?
Y �se fue el principio de su hora y media.
Supe que el Hombre es el Animal Racional, que el Hombre es El Que R�e, que el
Hombre es superior a los animales pero inferior a los �ngeles, que el Hombre es el que se
observa a s� mismo observarse a s� mismo hacer cosas que sabe que son absurdas (esto
seg�n una chica de Literatura Comparativa), el Hombre es el animal transmisor de cultura,
el Hombre es el esp�ritu que aspira, afirma, ama, el que utiliza herramientas, entierra a
sus muertos, dise�a religiones, y el que intenta definirse a s� mismo. (Eso �ltimo seg�n
Paul Schwartz, mi compa�ero de cuarto, del que ten�a muy buena opinión, al menos en
aquellos momentos. Me pregunto qu� habr� sido de Paul.)
Sea como sea, a la mayor parte de eso digo �quiz� o �en parte, pero...�, o
simplemente un tajante ��tonter�as!�. Sigo pensando que la m�a era la mejor, porque tuve
la oportunidad de demostrarla en Terra del Cygnus, la Tierra del Cisne...
Yo hab�a dicho:
El hombre es la suma total de todo lo que ha hecho, desea o no desea hacer, y
desea haber hecho o no haber hecho.
Piensen en. ello durante un minuto. Es deliberadamente tan general como las otras,
pero en ella hay espacio para la biolog�a y las risas y las aspiraciones, as� como la
transmisión de culturas, el amor, y la habitación llena de espejos, y las definiciones.
Incluso observar�n que dej� abierta la puerta para la religión. Pero tambi�n es limitadora.
�Han encontrado alguna vez una ostra a la que se puedan aplicar las frases finales?
Terra del Cygnus, Tierra del Cisne..., delicioso nombre.
Delicioso lugar tambi�n, durante un buen tiempo:
Fue all� donde vi cómo las definiciones del Hombre, una a una, eran borradas de la
enorme pizarra, hasta que sólo quedó la m�a.
Mi radio hab�a estado emitiendo m�s est�tica de lo habitual. Eso es todo.
Durante varias horas no hubo ninguna otra indicación de lo que iba a venir.
Mis ciento treinta ojos hab�an observado a Betty toda la ma�ana, aquel despejado y
fresco d�a de primavera con el sol derramando su miel e iluminando los campos
ambarinos, fluyendo por las calles, invadiendo las fachadas de las tiendas que daban al
oeste, secando las piedras de los bordillos de las aceras y lavando los brotes verde oliva y
ocre oscuro que reventaban la piel de los �rboles all� junto a la calzada; y la luz que
exprim�a el azul de la bandera delante del Ayuntamiento creaba espejos anaranjados en
las ventanas, arrancaba manchas p�rpuras y violetas de las laderas de la cordillera de las
Saint Stephen's a unos cincuenta kilómetros de distancia, y se derramaba sobre el
bosque a sus pies como alg�n loco sobrenatural con un millón de cubos de pintura cada
uno de una tonalidad diferente de verde, amarillo, naranja, azul y rojo para pintar con
pinceles de kilómetros de ancho el moviente mar de cosas que crec�an.
Por las ma�anas el cielo es cobalto, al mediod�a es turquesa, y al atardecer es
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