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que no me haga daño. Es preciso que adopte una actitud totalmente receptiva, mediante
la cual admita hasta el fondo todo lo que procede del exterior, sin enjuiciarlo ni
valorarlo. Generalmente no actuamos así, puesto que nuestra mente tiene
constantemente una actitud defensiva. No dejo que las cosas pasen de mi mente
exterior, donde las analizo, las contrasto, las comparo con mis ideas y deseos. Esa
frontera que establezco es lo que impide que yo entienda de un modo instantáneo, de un
modo profundo; es lo que impide que se realice nada en mí auténtico. A veces
quisiéramos entender algo un poco más y hacerlo más nuestro, pero nos damos cuenta
de que aquello no deja de ser una idea, ya que hemos cerrado la puerta para que no entre
tal conocimiento. De este modo, sólo penetra la parte extrema, la parte que resalta,
produciendo un condicionamiento de nuestra mente que, a su vez, y con retraso,
produce la respuesta, la parte final de mi respuesta. Por lo tanto, sólo percibo del
estímulo la parte superficial, y, en la respuesta, sólo manifiesto esta parte superficial;
mientras que, de todo lo que es trayecto de entrada y de salida, yo no percibo nada. Si
fuera consciente del hecho de percibir algo y del hecho de responder, si fuera consciente
de ese instante en que no estoy recibiendo, y en el que todavía no se ha efectuado la
respuesta, ese mismo instante sería la realización del YO. Como dicen algunos maestros
Zen, nuestro perfil de estímulo-respuesta tiene semejanza a la imagen del gong. Cuando
yo golpeo el gong, suena, y el golpear y el sonar son instantáneos. En esta intersección
se produce la realización. Si yo me abriera al impacto de cualquier cosa  ver un objeto,
oír un sonido, oler una flor, etc.- permitiendo que penetrara hasta el fondo de mí mismo,
desde donde se producirá mi respuesta, esto llevaría consigo la realización, la toma de
conciencia del centro. Por eso decimos que todo lo que YO haga es camino de
realización. Hay que expresar más y más profundamente para recibir desde un nivel
más interior, para acercarnos a ese punto donde lo que viene de dentro y lo que viene de
fuera coinciden. Por lo tanto, es bueno que en las situaciones que no comporten una
responsabilidad externa uno aprenda a ser más espontáneo en sus respuestas, en su
reacción, que no tenga que estar asegurándose, a través de la mente, que aquello merece
el visto bueno de nuestros clichés mentales, que aprenda esta espontaneidad. Si lo
intentan hacer, experimentarán que aparece un miedo desde dentro. Esto se debe a que,
por un momento, hemos lesionado los mecanismos por los cuales yo quiero reflexionar
primero para asegurarme. Esto es muy natural y muy correcto en nuestra vida de
obligaciones. Pero, ¿por qué, cuando estoy en un plan puramente recreativo, con
amistades o simplemente solo, necesito también pensar? Porque me he acostumbrado a
responder de segunda mano, a no ser yo de un modo directo, fresco, espontáneo el que
responda. Aprendamos a responder con espontaneidad y a descubrir de dónde sale esa
respuesta; a ser capaces de vivir en cada uno de estos instantes donde se produce la
respuesta; lo importante es la espontaneidad con la que se produzca y la toma de
conciencia que esto proporciona.
Tenemos, por lo tanto, la técnica de la reacción espontánea, inmediata, como un medio
maravilloso de realización. Al no existir en nosotros una reacción espontánea, una
apertura auténtica, esto es lo que hemos de tratar de conseguir. Aprender a percibir y a
responder sin pensar, sin pararnos en ver si es correcto, sin asegurarnos de lo que
vamos a hacer. Esta reactividad profunda y espontánea actualiza el verdadero sentido de
libertad. Nunca somos libres, porque siempre somos unos prisioneros de la mente. Todo
ha de pasar por el beneplácito de la mente, y en ningún momento somos nosotros de
veras. Así que, cuando es posible llegar a una expresión interna, aparte de la mente,
entonces uno descubre una verdadera autenticidad, una liberación que siempre se
traduce al exterior como una creación, ya que esta expresión desarrolla, en nuestro
interior, el verdadero sentido de creatividad.
CAPÍTULO CUARTO
LA RECEPTIVIDAD, CAMINO HACIA EL YO
I. EL FENÓMENO DE LA RECEPTIVIDAD [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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